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El valor personal

   
 

 
 
El valor personal

El hombre es un valor único, irrepetible, preciado y precioso, nadie ha sido antes de él y nadie será él nunca, por esto es un valor absoluto en sí mismo. De lo que se trata es de querer ser el que se es, yo soy el que soy; y, por tanto, quiero ser yo mismo.

Nuestra labor en la vida es nuestra únicamente, somos un valor insustituible, nadie hará las cosas nunca como nosotros las hagamos, lejos de la corriente estandarizante social que pretende hacer números a las personas y hacer sustituible a todo el mundo. Mi tarea es mía y solo yo la puedo hacer. De hecho, si no la hago, para siempre quedará sin hacer. "Desde hoy hasta el fin de los tiempos nadie verá al mundo con mis ojos... Me propongo pues, aprovechar al máximo mi oportunidad", decía Leo Buscaglia.

Debemos recordar también la filosofía de Urs von Baltasar, que dice: “Tras el ser débil y esfumadizo, que es el hombre, se oculta UNA VOLUNTAD que afirma y confirma a la criatura, a mí y a tí, tal como somos … la criatura tiene que sentirse feliz de ser ella misma y dar gracias por su existencia …”.

Las reflexiones de Martín Buber le hacen pronunciarse así: “Cada uno de los hombres representa algo nuevo, algo que nunca antes existió, algo original y único. Es deber de cada uno reconocer que él, con sus rasgos particulares, es único en el mundo, que nunca antes ha habido otro como él, porque si hubiera habido otro igual, no hubiera sido necesario que él existiera. Cada hombre particular es algo nuevo en el mundo y es llamado precisamente a cumplir esa misión única, la tarea prevista de cada hombre es la actualización de ese carácter único, de sus potencialidades, nunca antes dadas; y no la repetición de algo que ya otro, incluso genio, había realizado”. Por eso es interesante recordar su filosofía y citarla aquí.
Comportamientos derivados de lo que en realidad es una traición a sí mismo.

Algunos empleados no dudan en realizar falsas acusaciones, el fraude, las mentiras aparecen como situaciones que socaban la moral del entorno e irritan a la jerarquía. Todavía peor si se dirigen frontalmente contra algún miembro del equipo de trabajo, ya estamos delante del moobing. Pueden darse los comportamientos que algunos denominan como “anti-jefes”, son antisistemas, anti organización, y atienden a prejuicios hacia los superiores. En ocasiones puede ser sujeto de acoso el individuo que no se una a estos antisistemas.

Recordemos los corrinches que se forman en algunos centros y cuyo objetivo no es otro que perder el tiempo entreteniéndolo con las críticas a la dirección y al compañero que no se sume a tales propósitos.

Esta persona se convertirá desde el momento en que tome posiciones distintas a las del resto, en el punto de mira, en el objetivo, en víctima de acoso laboral.

Algunos se han sumado por puro miedo a represalias, engrosando un rebaño ovino que se moverá al son que toque el elemento conflictivo en cuestión, que se ha convertido ya en acosador laboral; la víctima deberá estar segura que del rebaño no va a obtener más que muestras de sumisión al acosador.

En definitiva estamos ante un problema educacional de base. Las personas no saben comportarse, no saben respetarse a sí mismas y llegan a ser nefastas, queriendo o sin querer, para el objetivo del acosador, para la víctima.

Los comportamientos anti jefes, pueden ser comportamientos anti compañeros, si el acosador considera que media gran diferencia entre su víctima y él, diferencia al alza y que como no puede resolver limpiamente, el caso es dirimir la situación mediante el sistema de la hiena, que orina en la carne que no va a poder engullir, si yo no tengo eso, ten seguro que tú tampoco lo vas a conseguir, -dirá el acosador@-, o una vez conseguido lo estropeará.

El acosador@ siente envidia y este es el motivo de que por sistema y acompañado de grandes dosis de arrogancia, impertinencia, incluso autoritarismo, se obstinan en desacreditar, amenazar, generar prejuicios contra la víctima, a la que trata de engañar o desprestigiar; el acosador ha entendido esta relación como una rivalidad, que realmente no existe más que en su mente, pero cuyos efectos se dejan sentir profunda y amargamente en la víctima de turno, porque quien es acosador, -delincuente al cabo-, lo es en serie, repite sus esquemas y sus rituales con sucesivas personas en el tiempo, cuando termina su actuación con una víctima, bien porque termine con ella, o bien porque le sea imposible seguir molestando dado que la víctima ha podido granjearse el apoyo fuerte de alguien (un superior) o algo (la Justicia), empezará con otra, es una forma miserable de sentir placer que tienen estos seres patológicos.

Hay seres que también suelen apropiarse de medallas que no son suyas, buscando el protagonismo en todo lo que hacen y no asumiendo sus propios errores. Los superiores tienen aquí con estos individuos un problema, más que de rendimiento, de actitud. El individuo en este caso sí pretende alcanzar un rendimiento óptimo, más que óptimo, realmente, lo que busca es que su trabajo luzca, aunque no valga mucho; y como su bajo justiprecio, su baja autoestima, lo tiene siempre en un permanente estado comparativo, si alguno de sus “compañeros” rinde realmente y limpiamente, más que él, intentará crucificarlo boca abajo, lanzando su perfidia sobre el que, -ajeno totalmente a este tipo de conflicto-, se ha situado, -incluso sin pretenderlo- en una posición más óptima laboralmente hablando.

Los fallos en estas personas, en estos casos no existen, o parecen no existir, -aunque es muy probable que los resultados en el trabajo puedan ser correctos-, el sujeto es incapaz de verlos, es incapaz de admitir sus limitaciones y sus fallos; y tanto para jefes directos como para el “compañer@” en cuestión los efectos son devastadores.
 
 
 

 

“Del por qué el acosador se hace con una cohorte de colaboradores frente a la víctima”
Calderón Berrocal, María del Carmen


ORP'2011 - IX Congreso Internacional de Prevención de Riesgos Laborales
 "Actas de la 9 ª conferencia internacional sobre prevención de riesgos laborales: 9 de noviembre, 10 y 11, 2011, Santiago de Chile", 2011. ISBN: 978-84-934256-9-2
 
 
 
 
 
 

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