Hay personas constantemente enfadadas o un rato alegres y al segundo siguiente iracundas como demonios. Esto no esconde más que inferioridad, baja autoestima y miedos. Pero miedos que no se reconocen ni tampoco se aceptan. La persona, sobre sí mísma, tiene otro concepto muy distinto. Puede ser un opresor o un dictador y pensarse que se San José con la bara florecida de azucenas y todo. El cerebro no gestiona los pensamientos como es debido y la persona cae en el malestar que le produce rabia y enfado, de ahí a desencadenarse una tormenta iracunda todo es uno. Con todo esto la persona es una víctima de sí misma, aunque victimice a otros, lógicamente, los pacientes sufridores de un caracter dualista e istriónico. Estas personas están "a merced de los vientos", a merced de los propios razonamientos que no son más que el resultado de un análisis superficial del miedo, que se puede sentir hacia muchas cosas, por ejemplo, no sentirse valorado, creer que pierde puntos frente al r