A veces, por no decir que no, es posible que nos hagamos daño a nosotros mismos. Saber decir no es importante porque el sujeto no debe sentirse culpable, para ello debemos ser empáticos, asertivos, firmes, debemos saber marcar límites, entrenar el no, alejarnos del miedo, etc. No debe confundirse ser empático con la simpatía. Es correcto escuchar al otro pero eso no nos obliga a tener que agradarle ni a obtener su aprobación ni dársela nosotros. No es necesario. Hay que ser asertivo y tener presente que las decisiones que se toman se hacen aceptando las conseccuencias. No vale caer en distracciones que nos aparten de nuestro camino, para ello hay que delimitar claramente hacia dónde nos dirigimos y cómo vamos a realizar ese camino. No debemos permitir que nos impongan otra ruta habiendo previamente estudiado el camino nosotros previamente, no a menos que estemos conscientes y de acuerdo. De lo contrario un no a tiempo es una estupenda victoria. Hay que delimitar, no podemos con tod