A veces, por no decir que no, es posible que nos hagamos daño a nosotros mismos. Saber decir no es importante porque el sujeto no debe sentirse culpable, para ello debemos ser empáticos, asertivos, firmes, debemos saber marcar límites, entrenar el no, alejarnos del miedo, etc.
No debe confundirse ser empático con la simpatía. Es correcto escuchar al otro pero eso no nos obliga a tener que agradarle ni a obtener su aprobación ni dársela nosotros. No es necesario.
Hay que ser asertivo y tener presente que las decisiones que se toman se hacen aceptando las conseccuencias. No vale caer en distracciones que nos aparten de nuestro camino, para ello hay que delimitar claramente hacia dónde nos dirigimos y cómo vamos a realizar ese camino. No debemos permitir que nos impongan otra ruta habiendo previamente estudiado el camino nosotros previamente, no a menos que estemos conscientes y de acuerdo. De lo contrario un no a tiempo es una estupenda victoria.
Hay que delimitar, no podemos con todo, nadie puede, somos humanos, lo que implica ser imperfectos, no somos omnipotentes, solo hay un omnipotens deu.
Es imprescindible tener determinación en nuestra voluntad y actos, no vale decir "...es que esto o lo otro...".
Decir no cuesta a veces, en algunos momentos hasta hay que ensayar previamente esta respuesta simulando la situación con la que nos vamos a encontrar en un futuro próximo. El uso de un lenguaje y expresión firmes nos ayudará, son importantes ahora tanto el cuerpo como la voz. Tenemos que mirar a los ojos y mantenernos firmes en nuestra posición, sin dudar, sin manifestar tics o manías que nos cargan de inseguridad ante la otra persona. Mandaremos una señal negativa si nos cruzamos de brazos, además de expresar temor e inseguridad.
No hay que tener miedo, somos soberanos de nosotros mismos por mucho que otros pretendan que esto no sea así, así que somos autores y dueños de nuestras decisiones, por esta razón tampoco podemos cargar la culpa de nuestros actos sobre otros, somos soberanos para bien o para mal. Si decimos sí en vez de no, por miedo, nos percudicamos a nosotros mismos. El sujeto tiene que tener respeto por sí mismo y seguridad, estando en esta creencia, los demás así lo cerán.
Tras decir no, no hay que malgastar tiempo en escusas o réplicas, no tiene sentido, hemos de ser fieles a nuestros objetivos y no debemos abandonar la senda a no ser que se presente alguna circunstancia de fuerza mayor.
Si estimamos que debemos expresar disculpas, han de ser escuetas, las justas, de lo contrario parecería que nos estamos desdiciendo. En realidad, las escusas y explicaciones están de más, hemos tomado una decisión y hay que respetarla, tanto la otra persona como nosotros mismos.