Lejos estamos de aquella Antigüedad Clásica, de aquella Edad Media en que se tenía tiempo para todo, si comparamos una pieza medieval con una pieza musical contemporánea podemos entender mucho mejor la sed de tiempo que tenemos hoy. Mientras antes había tiempo para todo ahora no hay tiempo para nada, si un día tuviese 48 horas aún nos faltaría tiempo. Vivimos estresados, sobre la prisa, como si nos estuvieran persiguiendo y...eso NO ES VIVIR. Para vivir hay que saborear, aunque sea un poco, el instante, darse cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor, saborear, darnos cuenta de lo que hacemos, de lo que nos pasa, de lo que tenemos, del valor de la compañía de los demás... Si vivir rápidamente no es vivir, habrá que aminorar la marcha para no pasar por la vida sin que la vida haya entrado en nosotros. Realmente el tiempo o la falta de tiempo se han convertido en una epidemia, en una pandemia, son una enfermedad que sufrimos contemporáneamente. La gente conduce deprisa creyendo que as