En Prevención de Riesgos Laborales tenemos que ir a la raiz de los problemas para poder solucionar con éxito los temas que se nos plantean. Muchas cosas podrían evitarse de conocerse más a sí mismo el individuo, de mantenerse en su centro y de "no perder los papeles" por una u otra cuestión. Los casos de acoso laboral, por ejemplo, son producidos por pesonas en realidad atormentadas, personas que no se aceptan a sí mismos y necesitan que, como ellos están mal el otro también esté mal.
Hay personas que viven permanentemente amargadas y en su amargor contaminan la dulzura que ellas mismas puedan llegar a tener e incluso la de los demás.
Contra la amargura hay algunos consejos, algunas claves que hay que barajar para controlar la situación:
No debes quejarte. La gente fuerte no se queja. Se ha de intentar mejorar las cosas pero eso no implica tener que lamentarse constantemente porque no se alzanza lo que se desea. Es frecuente que la queja además de ser queja sea incrementada, magnificada, pero no se debe terribilizar. Si no se obtiene no que se pretende no es el fin del mundo, hay que explorar otras opciones. Si nos ponemos nos tapamos la visión con ese pensamiento de que "para nosotros será el fin del mundo", no conseguiremos absolutamente nada más que hundirnos.
Ser feliz, en realidad, no es tan difícil, basta no desear lo que no se puede tener, lo que está fuera del alcanza y no ser ambicioso en el sentido negativo del término. Se necesita muy poco para ser feliz. El santo líder animalista religioso, San Francisco de Asís, decía que "cada día necesito menos cosas y, las pocas que necesito, las necesito muy poco". Es toda una lección contra el apego.
Es importante el diálogo interno. Hay que cuidarlo. Actúa a modo de autohipnosis. No nos afecta lo que nos sucede sino lo que decimos sobre lo que nos sucede, es decir, si nos hacemos uno con el problema estaremos perdidos, hay por eso que tomar perspectiva. Ver las cosas desde afuera.
Es una fuente de amargura y una fuente de problemas por ende, querer, necesitar tener la aprobación y la simpatía de todos. Eso no es posible. Nunca lo es. El individuo debe saber qué es, cómo es, respetarse a sí mismo y respetar la opinión que del mismo tengan los demás. No hay que exigir a los demás nada.
Es importante que el sujeto se conozca a sí mismo y que se valore, que se justiprecie. Hay primero que ocuparse de uno mismo para después poder hacer felices a los demás.
Frente a la locura ajena, frente al narcisismo, frente a los ataques velados o frontales se debe usar el humor y el amor. Ello nos permitirá ver las cosas con menor dramatismo y tratar el caso con caridad.
Se debe disfrutar con lo que se esté haciendo, no hay que hacer las cosas a la fuerza, pierden sentido, el trabajo a la fuerza no es óptimo, no es productivo, si se disfruta con lo que se hace será todo más divertido y rendiremos más, haremos las cosas mejora.
Hay que mantener la autoestima alta, justipreciarse, despreciarse o depreciarse da pie a los demás para que lo hagan el doble y el triple. Respétate a tí mismo y los demás te respetarán.
Es importante saber que todos y cada uno de nosotros somos algo maravilloso y estamos en el mundo por algún motivo, hay que descubrir lo bueno que tenemos y lo bueno que hay en los demás.