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Entre la debilidad y el narcisismo se debaten las personas impositivas

 


La naturaleza de las personas impositivas no se origina en una predisposición genética, sino que es moldeada por factores culturales y familiares. 

Estos individuos exhiben un conjunto de rasgos de personalidad y valores que los impulsan a ejercer control sobre los demás.

El comportamiento impositivo no solo afecta a la persona que lo exhibe, sino también a su entorno, limitando la creatividad, obstaculizando el progreso y generando patrones de comunicación poco saludables. 

Además, las relaciones interpersonales se ven constantemente afectadas por esta actitud, lo que puede generar tensiones y conflictos.

Entre los rasgos comunes de las personas impositivas están 

  • la agresividad, 
  • el dogmatismo, 
  • la tendencia a establecer normas y castigos, 
  • la intolerancia al cuestionamiento y 
  • la insensibilidad hacia las emociones y necesidades de los demás. 
 Estos individuos suelen buscar posiciones de autoridad y disfrutan del control sobre otros, justificando su comportamiento bajo la premisa de un supuesto "bien superior".

Existen diferentes tipos de personas impositivas, que van desde aquellos que buscan ser "respetados" hasta los tiranos crueles y violentos. 

Otros se caracterizan por explosiones de ira o por su cobardía e inseguridad, especialmente al enfrentarse a individuos más fuertes.

A diferencia de los psicópatas o antisociales, las personas impositivas no son indiferentes al sufrimiento que puedan causar, sino que actúan como guardianes de la moral y las normas establecidas. 

Sin embargo, lo que realmente necesitan es un cambio en su sistema de valores, reconociendo la importancia del respeto y la tolerancia, así como enfrentarse a sus propios miedos y vacíos que los llevan a buscar dominio sobre los demás.

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