
Esto es básico y muy obvio, si no sabemos qué queremos,no lo podemos conseguir, no podemos por ende disponernos a conseguirlo ni a ser aquello que deberíamos ser.
Pero a veces no es tan obvio saber que queremos lograr. El pensamiento debe pasar por olvidarse del presente y proyectarse hacia el futuro. Hay que tener una visión aproximadamente de unos cinco o seis años, este tiempo es el que se dice que un proyecto empresarial comienza a dar sus frutos.
Hay que darse cuenta y pensar sobre el tipo de vida que llevamos, los estudios y/o carrera que tenemos; el trabajo que tenemos o el que hemos perdido y que queremos, también es básico reconocerse como independiente o ver como trabajamos en una empresa que pertenece a otra persona. Debe reconocerse si somos líderes o seguimos a alguien; aunque generalmente todo el mundo se siente inspirado por alguien a quien considera descubridor de algo que le ha enseñado mucho.
Debes saber si eres uno más o marcar paso.
Hay que hacer un poco de autohipnosis, imaginando cómo habría de ser un día laboral. Hay que analizar la hora a la que cada cual se levantas, donde vamos a trabajar, cómo se comienza el día o la jornada laboral, con quién tenemos que reunirnos, qué tipo de vinculaciones se establecen con el resto del personal, qué trabajo hacemos, cuánto dura la jornada laboral...
Todo ello puede ayudar a definir el tipo de trabajo que te gustaría realizar a cinco años vista. Esto es tener una visión estratégica del propio futuro.