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Equilibrio emocional y sociopolítico

 

En estos tiempos que corren debemos ser capaces de trabajar por el equilibrio emocional y sociopolítico, trabajando a nivel personal estaremos trabajando igualmente a nivel social y por tanto a nivel político.

Debemos ser capaces de canalizar nuestros sentimientos para poder mantener un equilibrio emocional. En sociedad, debemos canalizar nuestros sentimientos, emociones, ideas, para poder mantener ser ciudadanos que podamos ser útiles a la sociedad y nuestro comportamiento sea positivo y no  negativo, sume, en vez de restar aportando antivalores.

Un enfoque adecuado de la realidad, de lo que hoy es; y de la historia, de lo que ya pasó, puede ayudar a una mejor adaptación a la realidad que nos rodea y a interactuar más sanamente en sociedad. Hay que olvidar guerras pasadas, quienes las vivieron ya no están; las ideologías que las sustentaban ya no son tal cual eran hoy por hoy porque el hombre es él y sus circunstancias, cuando las circunstancias cambian, el hombre debe adaptarse a un nuevo escenario. No se puede pretender ajustar con calzador una ideología extemporánea porque los tiempos que corren son otros ya, las ideas han de adaptarse a la realidad. Cada país tiene su personalidad, sus necesidades, aunque forme parte de un conjunto global que tenga unas pautas comunes de comportamiento.

 

El equilibrio emocional y el equilibrio ideológico están íntimamente relacionados con la calma y la armonía interna del individuo, esto hará de los hombres, de los grupos humanos, sociales y políticos, de los pueblos lugares en los que habite la paz (equilibrio) o la guerra o la crispación (desequilibrio emocional, mental, ideológico).

Llegar hasta este estado debe ser fácil, si no lo es será porque la crispación se adueña del hombre, del grupo, del pueblo, de los países; sin embargo, se puede conseguir por medio de sencillas estrategias. Es fundamental que el hombre esté centrado, esto es, que sepa situarse en su propio centro, que se conecte con su propio centro. El concepto de meditación tiene mucho que ver aquí.

El equilibrio emocional, lleva al equilibrio intelectual y, por tanto, al ideológico. El hombre debe conocerse primero a sí para después poder entenderse, entender también lo que está fuera de él, explicarlo, interactuar y ser capaz de cambiar lo que no sea correcto. El equilibrio emocional es bienestar y salud, que se traducirán en paz social y salud social, el hombre es capaz de interactuar y de aportar valor a la sociedad.

Hay que ser capaz de obviar lo que en fotografía o en informática llamamos "ruido". En la sociedad hay mucho ruido, no solo acústico, sino inquietud, aceleración, que sacan al hombre de su centro.

 

El hombre se ve obligado a intentar compensar las exigencias, los llamados de su entorno, muchos hombres -y cuando decimos hombres lo hacemos como genérico, inclusivo de hombres y mujeres lógicamente-, se ven superados porque quieren superarse en todo, mientras otros por contra, no los mueve el afán de trascenderse sino que son la misma involución, siembran y son ellos mismos la anarquía. Estos hombres destruyen a la sociedad porque restan valor, crispan, mienten, tergiversan, trepan, no miran el bien común sino que tienen un peraltado afán egoista de acopio de todo lo que sea, quieren ser quienes más tengan, los mejor considerados, los mejor pagados, los que tengan mejores puestos, pero... dónde están los méritos... En política lo vemos todos los días, un candidato miente y trepa hasta el sillón deseado y cuando se siente y se acomoda en él pretende perpetuarse sine die en el poder. Estaba vendiendo una moto que no tenía, estaba engañando al pueblo, estaba, estaba, está...

A veces la alienación del hombre viene por las presiones externas que lo alejan de su identidad, de su propia esencia. Rousseau decía que el hombre nace bueno y la sociedad lo pervierte, puede ser, aunque hay quien nace bueno y quien nace malo, de todas formas la sociedad condiciona e interactúa con el ser del hombre.

Todas estas injerencias, estas afectaciones sociales que el hombre padece y que lo van desgastando pueden romper su equilibrio emocional. Pueden hacer que una sociedad entre en crisis si no se impone el equilibrio a la crispación.

Es preciso que sepan darse la mano las necesidades propias y las demandas externas. El equilibrio emocional, que sin duda se traduce en social, debe ser un punto que proyecte al hombre a ser feliz alejándolo de la crispación. Entonces el hombre podrá ser más auténtico, estar más en paz consigo mismo, más de acuerdo con la naturaleza y la sociedad, más feliz, más libre.

 

Con la mente calma y armado de equilibrio emocional estamos en condiciones de vencer a cualquier enemigo, de superar retos, de crear una sociedad próspera y pacífica.

Debemos ver las cosas desde el balcón, debemos estar por encima de nuestros problemas y preocupaciones, nunca por debajo, solo si tenemos perspectiva nos daremos cuenta del problema, nosotros no somos el problema, el problema está pero no somos nosotros, salir fuera, objetivar en vez de subjetivar, hará que podamos decidir más claramente. Esto supone que vamos a tener un adecuado control sobre nuestra realidad. Nosotros vamos a controlar el problema en vez de dejarnos arrastrar por el mismo.

Para tomar las riendas de una situación debemos situarnos por encima, por fuera, objetivar larealidad, así no nos dejaremos arrastrar por la cuestión y seremos capaz de mirar el problema de frente y resolverlo. De no ser así, estaríamos perdidos, nos arrastraría el problema.

En lo sociopolítico, ante el amarillismo político, histórico, periodístico, que pretenden hacer lo blanco negro y criminalizar incluso cosas santas no tenemos más remedio que salirnos del problema, tomar perspectiva, ver la cuestión desde más alto, para poder mantener el control y que no nos atropeyen. La verdad nos hará fuertes y libres.

Es muy importante aceptar la adversidad, con honor, las cosas pasan, tienen que pasar, estamos en un camino, en un proceso, muchas veces cíclico, no hablamos solo de resignación ante algo que sucede y contra lo que no podemos hacer nada, aceptar que pasa, que ha pasado, nos dará fuerzzas para seguir adelante, para trascendernos, para mejorar, para aprender, para poder compartir con los demás experiencias y enseñanzas. Estamos aquí para tendernos la mano, no para ponernos el pie.
 
 

La aceptación permite al hombre ser más realistas y mantener una mente más tranquila. La aceptación permite el equilibrio emocional, el equilibrio social. En términos sociopolíticos, de qué sirve estar constantemente viviendo y reviviendo la Guerra Civil española, no sirve de nada, solo para separar, crispar, utilizar deteminados temas como chivos expiatorios y cortinas de humo que tapen otros temas de mayor trascendencia económica y social en el hoy por hoy. Hay que dejar el pasado donde está, aceptar que es pasado, para poder vivir el presente, que no es más que un instante que ya ha pasado cuando aún no hemos terminado de escribir la palabra. El presente nos proyecta hacia el futuro pero si llevamos las alas cargadas dde plomo nos será imposible volar.

 

El equilibrio emocional también está conectado con la capacidad de decisión. Esto es importante a nivel privado tanto como a nivel sociopolítico, por ejemplo en el acto de votar. Votar debe ser un acto reflexivo, sopesado, el hombre debe estar en su centro, equilibrado porque su decisión puede tener mucha mayor trascendencia de lo que puede llegar a pensar. Hay que ser agentes sociales activos y no solamente espectadores. No hay que votar lo que nos digan sino lo que reflexionemos y concluyamos como correcto. Solo de esta forma podemos luchar contra la crispación social que puede llevar a una sociedad al caos más absoluto.

 

Si no actuamos desde nuestro centro y nos dejamos llevar sin que podamos ser capaces de decidir por nosotros mismos esto será sintomático de que nuestra autoestima no está en el nivel óptimo que debiera, se ha quebrado y, con nuestra autoestima se quiebran consecutivamente emociones, dignidad, valores.

La vida es una batalla constante, debemos ser fuertes, asertivos, protagonistas en nuestros campos de personales y sociales de batalla sin dejarnos manipular. Por ejemplo, en unas elecciones, el ciudadano lucha una doble batalla, personal y social, su arma infalibre será el voto. 

Solo una mente en calma puede ganar en la lucha contra sus enemigos, personales o políticos, la mente es la mejor aliada. Los enemigos del ciudadano y del político son el estrés, sus dudas y su miedo.

Pero tanto el hombre (ciudadano o político) ha de entrenarse como ha de entrenar su mente, es más entrenando su mente, se entrena. El silencio, evitación de cualquier tipo de "ruido", la meditación,
atender las propias necesidades y pensamientos debe ser un rol que adoptemos cada día y hagamos cada día durante un periodo de tiempo entre media hora / dos horas, esto permitirá situarnos en nuestro centro, obtener serenidad, equilibrio mental que se traducirá en nuestra vida personal y sociopolítica.

Es importante que el individuo, el ciudadano tenga claro su horizonte, valores, principios. todos los días son un nuevo proyecto que realizar, debemos tener objetivos cada día y practicar nuestros propios valores, valores positivos que nadie debe tumbar. Es importante saber qué está bien y qué está mal, tener consciencia de la realidad, verla con nuestros propios ojos, no con ojos ajenos que la tergiversen. Debemos saber cual es nuestra historia, cual es la historia universal, porque la historia no es más que la  mente de la humanidad, sus recuerdo. Saber la verdad aporta al equilibrio psíquico y emocional y por tanto al equilibrio social.


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