A la hora de tomar decisiones e interpretar las distintas cosas, vivencias, etc., no siempre somos lo racionales que creemos ser; y, es que nuestro cerebro puede engañarnos por medio de mecanismos mentales y emociones, esto es a lo que se llama sesgos.
Son errores de procesamiento, fallos que cometemos al razonar, evaluar, recordar, decidir y que influyen en nuestras decisiones, ya sea de forma voluntaria o involuntariamente.
Generalmente se suele confiar en la primera impresión que nos ofrece algo o alguien, la primera información sobre un determinado tema.
Otro sesgo o prejuicio es lo que Scott Plous llamó "heurística de disponibilidad", según lo cual “cuanto más accesible sea un suceso, más frecuente y probable parecerá;
cuanto más viva sea la información, más convincente y fácil de recordar
será; y cuando más evidente resulte algo, más causal parecerá”. Es decir, cuanto más ruido, más probabilidad de ser escuchado, esto es algo que se usa en política y que vemos con frecuencia. Si un grupo es minoritario o tiene ideas que sabe que la población va a tardar en digerir, actúa formando ruido, cuanto más, más presente se hará, hasta conseguir reconducir el pensamiento de la ciudadanía que llegará a pensar que puede ser posible aquella idea que se presenta, por descabellada que en principio pareciese. Aunque sea una mala idea, dice el refrán "Dijo el sabio Salomón que una gota constante ablanda un duro peñón". Otro ejemplo podía ser que alguien piense que fumar no es perjudicial para la salud o beber alcohol, etc. si conoce a alguna persona que lo ha hecho y ha tenido una larga vida.
En 1890 el psicólogo William James presenta el sesgo de percepción selectiva, este sesgo influye en la forma que tenemos de ver el mundo, algo que es percibido por alguien como defectuoso puede pasar como perfectamente normal por una persona que lo vea desde la misma perspectiva, la diferencia está en la predisposición de las dos personas frente a un mismo objeto, positiva o negativa.
Otro sesgo es el que presenta en 1959 el psiquiatra alemán Klaus Conrad “visión sin motivos de conexiones”, el sujeto sigue patrones ilusorios, es lo que se llama "apofenia", pensando que dos hechos aleatorios completamente en realidad están entre sí relacionados
En 1960 P.C. Wason presenta el sesgo de confirmación, según lo
cual se tiende a prestar más atención y por tanto conceder más validez a
los argumentos que están en línea con nuestras creencias, que vienen a
reafirmar nuestras convicciones, frente a los argumentos que contradicen
nuestras convicciones.
El sujeto tienede a no creer o a quitarle importancia a algo negativo
que se difunde de una persona a la que considera líder, mientras que
tiende a creer lo que se difunda sobre alguien que cae mal a la persona
en cuestión.
Elton y Blakedefinen en 1996 el sesgo del superviviente, esto es
que tendemos a centramos sólo en las historias supervivientes o en los
triunfadores, olvidándonos de quienes no han conseguido el éxito, por
ejemplo.
Actúa igualmente sobre los individuos el sesgo de la sobreinformación, esto es una tendencia a recopilar información que no es necesaria antes de tomar una decisión, se recopila información aunque en realidad no aporte nada al asunto sobre el que tengamos que decidir. Estudian este sesgo Baron, Beattie y Hershey, en 1988. Esta sobreinformación
puede llevar a la inacción por llegar a considerar que nunca tenemos la suficiente información
como para poder tomar la decisión en cuestión.
Otro sesgo es el efecto "bandwagon", efecto arrastre, al ver que muchos hacen algo, el individuo se decide a hacerlo igualmente, aunque todos estén equivocados el individuo tenderá a pensar que si lo hacen muchos será que está bien y lo hará igualmente. Es algo que también vemos usar en política. Hay personas que no votan a quienes ellos realmente votarían sino a quien tiene más posibilidades de salir elegido, aquí tienen mucho que ver lo que publiquen sobre encuentas electorales, sean fidedignas o no.
En 1999 estudia el sesgo de la estereotipación Anouk Rogier y Vincent
Yzerbyt, sería cuando se encaja a una persona en un tipo determinado,
cuando se estereotipa a alguien esperando que tenga unas determiadas
cualidades solo fijándonos en su apariencia. Por ejemplo, un profesor
pone siempre 6 a un alumno simplemente porque en el primer examen obtuvo
esa calificación, el profesor encorseta al alumno en el 6 y ya puede
sacar 10 que le pondrá un 6 porque piensa que el alumno es un alumno de
6. O tomando como referencia ciertas características físicas determinar
una cualidad en alguien o algo, por ejemplo, si un estanque está helado
se espera que el agua esté fría, pero puede no ser así, pudiera ser que
fuese un estanque acristalado en vez de contenedor de agua.
En el año 2000 Mather y Johnson definen el sesgo de apoyo a la elección, según lo cual dicen: “la tendencia a recordar las elecciones de uno como mejores de lo
que realmente fueron. En este sentido, la gente tiende a sobreatribuir
características positivas a las opciones que eligieron y características
negativas a las opciones no elegidas”. El indivíduo se reafirma o tiende a reafirmarse en sus convicciones, en sus elecciones, aunque no sean las más acertadas.
Otro sesgo es el llamado de punto ciego, la persona no ve la realidad, puensa que no tiene prejuicios, su forma de actuar y de tomar decisiones, por tanto, será mejor que la de los demás, puesto que cree tener una mente más limpia de condicionantes y más clara que la de los demás, pero en realidad está cegado por su subjetivismo. Este sesgo fue definido en 2002 por Emily Pronin, Daniel Y. Lin y Lee Ross.
También está el sesgo de conservadurismo, mecanismo por el cual y según Ward Edwards, cuando se recibe una información nueva que viene a contradecir la información que ya teníamos, se tiende a confiar en la información antigua que posee ya el individuo, cerrandose a lo nuevo, aunque sea más correcto.
Galai y Sade en 2006 presentan el efecto avestruz, sería la tendencia a ignorar lo que no nos gusta, ya sean hechos o noticias.
Galai y Sade en 2006 presentan el efecto avestruz, sería la tendencia a ignorar lo que no nos gusta, ya sean hechos o noticias.
Otro prejuicio o sesgo sería el sesgo de resultados, mecanismo por el cual el sujeto tiende a decidir si una decisión está bien o mal tomada por sus resultados.
También está el efecto de superconfianza, que es la excesiva confianza en las propias habilidades, lo cual induce a tener más riesgos en realidad, cuanto mejor piense alguien que conduce más posibilidad tiene de fallar en la conducción por su excesiva confianza en sí mismo. O también un experto que se sabe experto en un determinado campo, tiende a creerse en posesión de la verdad frente a alguien menos veterano, están más convencidos de tener razón sin pensar que no deja de ser su razón, la suya.
El efecto placebo es otro sesgo, se trata del pensamiento de que algo, algún medicamento, alguna cosa, tendrá efecto en nosotros simplemente porque creemos que lo va a tener.
Otro sesgo es el de pro innovación, o sea, a favor de la innovación, lo definieron Smith, Zhang y Colwell; y viene a ser la sobrevaloración de una innovación, pensar por ejemplo que el libro digital acabaría con el libro en soporte papel.
Frente al sesgo de conservadurismo está el de recencia, sería tender a aceptar la nueva información siempre como algo más útil, más relevante, más eficaz.
El sesgo de prominencia es la tendencia a fijarse más en lo más visible o remarcado, prestando menos atención a lo que destaca menos, a la letra pequeña, por ejemplo.
Lo estudian Schneider, Streicher, Lermer, Sachs y Frey en 2017, esel sesgo del riesgo cero, aparece cuando se prefiere la certeza a correr algún riesgos, aunque esta actitud sea contraproducente.
Si no nos enfrentamos a ningún peligro no fallaremos, pero tampoco avanzaremos, podemos perder oportunidades para mejorar en nuestra vida.