Hay personas que consumen nuestras energías. Los vampiros existen, pero no como te los han mostrado la literatura y el cine. Olvida los colmillos y la sangre. Aquí hablamos de otra especie de vampiros, los emocionales. Personas que, con su negativismo y constantes quejas, nos roban la energía, nos dejan exhaustos y, peor aún, afectan nuestro bienestar psicológico de maneras que la ciencia empieza a desentrañar. Solemos llamarlos personas víricas o vampiros emocionales. Son esos perfiles que, a través de sus emociones negativas, nos contagian hasta el punto de drenarnos, dejándonos agotados, con cefaleas y envueltos en un velo ceniciento de desánimo. Para los científicos, estas dinámicas pueden mermar por completo nuestro equilibrio mental debido al curioso impacto que tienen en el cerebro. Resulta fascinante cómo la psicología popular sabe poner nombres tan precisos a determinados comportamientos. Llamar “vampiro emocional” a quienes, con sus palabras o actitudes, nos abocan a un mal